24 octubre 2015

Presidenta de la Asociación María Reiche habla de las líneas de Nasca



La República buscó a Ana María Cogorno, presidenta de la Asociación María Reiche, para recordar a la matemática alemana y también para que diga en qué situación se hallan las pampas después de las invasiones, como la de Green Peace.

“La conocí en 1984, era amiga de mi familia. He sido testigo de cómo ella dedicó sus fuerzas y dinero para estudiar y proteger las líneas”, recuerda Ana María Cogorno.

Pero no solo estudió y cuidó las líneas, ella también quería que los lugareños observaran las líneas. Las compañías de avioneta cobraban muy caro y los nasqueños de a pie no podían pagar. Ella se propuso construir una torre mirador de 30 metros de altura. Con apoyo de una subasta de arte, con pinturas de Szyszlo, Rafael Hastings, Víctor Delfín, Marina Núñez del Prado, Guayasamín pudo hacer una torre solo de 12 metros.

“Cuando hizo la torre en Pisco y la trasladaba en un trailler a Nasca, no podía pasar por un túnel en la carretera. Ella movió tierra, mar y aire, porque ante esa situación, María fue a la Fuerza Aérea y pidió un helicóptero para que trasponga la torre después del túnel. Así se hizo”, recuerda Cogorno.

“Pero hay más -agrega Cogorno. Martha Hildebrandt, que era directora del Instituto Nacional de Cultura, se opuso a su instalación por el criterio de intangibilidad. María Reiche solo buscaba que el nasqueño conociera lo suyo para que lo cuide. Pero un día se fue de viaje Hildebrandt, ella buscó al interino del INC y logró su firma. Así se instaló la torre de las pampas de Nasca, que fue una obra social”.

Pero para Ana Maria Cogorno, el gran tema es la conservación. “No se invierte nada en conservación. Después de los Green Peace, no han puesto un solo cartel que prohiba litralmente el ingreso a la zona intangible. Eso no puede seguir así”, concluye Ana María Cogorno.

Extraído de LA REPUBLICA

Guardianes de acueductos



A 548 metros sobre el nivel del mar se ubica Achaco Alto. En este centro poblado viven cerca de 300 personas, las que cooperan para cuidar sus acueductos.
Porque en el valle de Nasca existen 52 acueductos, de los cuales 32 se encuentran en buenas condiciones. El resto ha sido afectado por actividades humanas y fenómenos naturales.
Los acueductos son trabajos de ingeniería hidráulica considerados una maravilla de la ingeniería civil.

Vías subterráneas

Los de Nasca conducen las filtraciones de los ríos Aja, Tierras Blancas y Nasca por tramos subterráneos revestidos con piedras que mantienen su estabilidad, a pesar de los fenómenos naturales, como el terremoto que azotó esta parte del país en 1996.
Las aguas que discurren por estas galerías son recibidas en reservorios o cochas, y se distribuyen a los campos de cultivo. De esta manera, se desarrolló Nasca, una civilización precolombina que hasta el día de hoy nos asombra.

El ayni revalorizado

Valorar los acueductos es adentrase en el conocimiento hidráulico de los antiguos peruanos. Según los expertos, el diseño, la construcción y la preservación hacen pensar en grandes ingenieros que dominaron cálculos matemáticos y conocimiento de topografía subterránea y otros tópicos.
Y la cooperación en Achaco recuerda que en los pueblos andinos siguen presentes las relaciones sociales basadas en la ayuda mutua y reciprocidad.
Es una suerte de ayni. La población coopera para la limpieza de sus acueductos.
Cada poblador se organiza para cumplir con su turno de trabajo y rendir tributo a estos hermosos sitios arqueológicos. A la vez, se aplica la mita, en la que se coordina con el Ministerio de Cultura para trabajar en grupos para la limpieza de la maleza que les permitirá tener acceso al agua, mantenerlos limpios y preparados ante cualquier evento natural.
Esto es una muestra de participación de la población que busca promover la cultura del agua con acciones que permiten la toma de decisiones para cuidar el valioso recurso. En este sentido, existe una decidida intervención de los vecinos de Achaco Alto para recuperar y mejorar los acueductos. A ello se suman, diversas instituciones, las que gestionan proyectos para mantener limpias estas vías y atraer al turismo.

El Estado en escena

Por ejemplo, la Autoridad Nacional del Agua (ANA), mediante la Administración Local de Agua Grande, realiza campañas de difusión para generar actitudes de cuidado a sus acueductos y valor al agua. 
Por su parte, la Municipalidad Provincial de Nasca apoya con maquinaria para efectuar los trabajos de habilitación de los caminos de acceso.
“Los pobladores hacemos labores para limpiar las vías y sus zonas aledañas. Realizamos faenas comunales que nos permiten recibir a turistas que llegan a conocer estos atractivos. Nuestro objetivo es poner en valor los acueductos y que aumente el turismo en esta zona”, explica el presidente de la asociación del centro poblado de Achaco Alto, Luis Gutiérrez Sánchez.
A diario, alrededor de 20 turistas visitan los acueductos. Además, se trabaja para desarrollar la acuicultura con criaderos de tilapia.
La población y sus autoridades participan de la limpieza, mantenimiento y colocación del primer hito del acueducto de Achaco.

Patrimonio del país

“Buscamos atender la voluntad de la población y reconocer a los acueductos de Nasca como patrimonio nacional, registrando estos sititos arqueológicos como bienes del Estado. Este es un importante antecedente para iniciar el saneamiento físico-legal de un patrimonio tan bello”, explica el arqueólogo Johny Isla Cuadrado, jefe de la sede desconcentrada Palpa-Nasca, del Ministerio de Cultura.
Ese mediodía, cuando los visitamos, se realiza la tradicional ceremonia de Yaku Raymi, fiesta en homenaje al agua. 
Zenón Gallegos Ramírez, docente del Instituto Superior Tecnológico Nasca, entrega una ofrenda con coca, cigarrillo, chicha, aguardiente y otros elementos.
Con la primera colocación de hitos se inicia la delimitación del acueducto de Achaco. Son los primeros pasos para la protección de estos sitios arqueológicos.
La población y el Gobierno, por medio del Ministerio de Cultura y la ANA, trabajan articuladamente proyectos para la conservación, rehabilitación y mantenimiento de esta hermosa infraestructura hidráulica que sirve a los nasqueños mientras encanta a los visitantes. (Blanca Vargas Jiménez)

32 de los 52 acueductos del valle de Nasca están en buenas condiciones.

FUENTE: EL PERUANO